miércoles, 13 de marzo de 2013

El caso del número discapacitado

Un siete y una sieta se casaron y tuvieron un hijo que resultó ser un 6. Incapaces de reconocerse en aquel niño, se echaron a llorar desconsoladamente.
El médico que atendió al recién nacido les aseguró que habían tenido un hijo discapacitado. – Nunca podrá tener una vida normal, aunque mi consejo es que busquen un colegio donde lo acepten durante los primeros años para que se socialice hasta donde le sea posible.
Los padres encontraron un colegio de los llamados de integración y todas las mañanas llevaban al 6, que se pasaba el día intentando adaptarse, sin éxito, a las costumbres de los siete.
Por aquellos días se dio la circunstancia de que en otra zona del Sistema Métrico Decimal un nueve y una nueva muy sabios tuvieron un hijo que resultó ser un 8. El médico se apresuró a decirles que habían tenido un hijo disminuido física y psíquicamente; un discapacitado, en fin.
Pero el nueve y la nueva no se conformaron con este diagnóstico y viajaron a lo largo y ancho del Sistema Métrico Decimal buscando la opinión de doctores, filósofos y matemáticos de otras latitudes. Adoraban a su hijo y no estaban dispuestos a hacerle llevar una vida de discapacitado sin agotar antes todas las posibilidades.
Finalmente, el nueve y la nueva reunieron a un equipo de eminentes doctores que procedían de todos los rincones del Sistema Métrico Decimal.
-¿Con quién han comparado ustedes a este 8 para llegar a la conclusión que es subnormal?-preguntaron al médico que había hecho el diagnóstico.
-Con otros nueve, naturalmente.
-respondió el médico con gesto de suficiencia.
-¿Y usted no había oído hablar de la existencia de otros números diferentes de los nueves?
-Pues no estoy seguro…-respondió el doctor de forma evasiva.
-Pues este número que a usted le parece un discapacitado –añadieron- es perfectamente normal. Lo que ocurre es que se trata de un 8. Lo convertirán en un discapacitado si le obligan a comportarse como un 9.
La noticia salió en todos los periódicos del Sistema Métrico Decimal y la leyó la sieta que había tenido un hijo 6.
-Fíjate lo que dice aquí –dijo dirigiéndose a su marido-. Dice que no hay números discapacitados, sino diferentes.
A partir de ese día, aceptaron la diferencia de su hijo 6, que en seguida, al ser tratado como un número normal, se convirtió en un número normal, con capacidad para crecer y para jugar y para madurar. De mayor, ocupó un puesto, como el resto de los números, en el Sistema Métrico Decimal y fue todo lo dichoso que se puede ser en la vida.

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